martes, 5 de diciembre de 2006

Marx no era ni idealista, ni obrerista, sino un verdadero científico.

Marx no era ni idealista, ni obrerista, sino un verdadero científico.
Javier Caso Iglesias (Ateneo Popular Valeriano Orobón Fernández) [06.04.2006 13:43] - 840 lecturas - 1 comentarios


Marx no era ni idealista, ni obrerista, sino un verdadero científico.

Se hacen unas aportaciones muy interesantes, al debate teórico/práctico por el que pasa la izquierda transformadora, desde el Kolectivo Sin Tapujos y desde el Ateneo Valeriano Orobón Fernández sobre la interpretación del que fue realmente el mensaje de Marx y Engels, o sea, sobre cual es el verdadero conocimiento que nos traslada el materialismo histórico y dialéctico. En no entender bien este mensaje, radica, según mi punto de vista, incluso la explicación del fracaso, en un momento determinado, de los intentos prácticos de revolución llevados a cabo; así como el que la izquierda transformadora no levante cabeza en Europa.

Allí donde la izquierda transformadora intuye esta interpretación (que no es otra que la relativa a comprender que la realidad es un producto de una fase del desarrollo histórico de las fuerzas productivas de la sociedad) acierta en sus planteamientos, cuando abandona este criterio fracasa estrepitosamente. Ejemplos: En un momento histórico determinado, la Rusia del 1917, ¿quien abanderaba un proyecto político que suponía un mayor desarrollo de las fuerzas productivas? Lenin o el Zar. Cuando la URSS desaparece ¿Qué lo motivo? ¿No fue el estancamiento del desarrollo de sus fuerzas productivas?

Parafraseando el texto adjunto también podemos decir que el socialismo no va a ser fruto de ninguna justicia humana, ni de un azar histórico, sino tiene que ser una fase impuesta como ineludible necesidad por las exigencias del incesante e imparable desarrollo de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas.

Por tanto, si un determinado modelo de sistema, se llame como se llame, no cumple su función histórica, esto es, el desarrollo de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas (o como dice el texto que sigue la “base real de la sociedad que es el trabajo, o sea, el modo de producción de la vida material, o lo que es lo mismo, el desarrollo incesante de las fuerzas productivas; y cuya evolución sigue rigurosamente su curso”), terminará cavando su propia tumba.

Entonces, ante cualquier realidad histórica nos tenemos que preguntar cual de las dos fuerzas contendientes representa un mayor impulso, un mayor desarrollo (su proyecto político) de las fuerzas productivas; será este proyecto quien termine guiando, orientando a la sociedad.

Tras esta explicación preguntas cómo ¿por qué gobierna quien gobierna, allí donde el que sea gobierne?, tienen fácil respuesta aunque esta nos resulte dura y difícil.

Lo que queda claro es que Marx no era ni lo que se entiende por un idealista, ni un obrerista; sino un verdadero científico.


TRES MAGNÍFICOS PÁRRAFOS DEL ARTÍCULO DEL ATENEO VALERIANO OROBÓN FERNANDEZ. EN ELLOS ESTÁ LA CLAVE DE LO NO ENTENDIDO DE MARX.

http://kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=17108

http://kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=17112

Marx se esfuerza en hacer comprender que el capitalismo no es fruto de ninguna injusticia humana, ni de un azar histórico, sino que es una fase impuesta como ineludible necesidad por el proceso histórico de la sociedad que transcurre impuesto por las exigencias del incesante e imparable desarrollo de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas.


Marx entiende que no es el capitalismo producto de los capitalistas, sino al revés. Los capitalistas son un producto de una fase del desarrollo histórico de las fuerzas productivas de la sociedad que llamamos capitalismo; por eso la revolución del proletariado está justificada en orden de acelerar la síntesis final para implantar el socialismo. Pero sin ella esta fase capitalista también llegará por fuerza interna del mismo capitalismo a su fin, ya que a medida que este crece va labrando su propia destrucción.


Por tanto, puede concluir Marx, de acuerdo con la base materialista de su interpretación, que “el modo de producción de la vida material determina en general el proceso social, político e intelectual de la vida. No es la conciencia del hombre la que condiciona su manera de ser, sino que es su manera de ser social la que determina su conciencia”. Es decir, las ideas, creencias, etc... son una superestructura edificada sobre la base real de la sociedad que es el trabajo, o sea, el modo de producción de la vida material, o lo que es lo mismo, el desarrollo incesante de las fuerzas productivas; y cuya evolución sigue rigurosamente su curso.






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Materialismo Histórico de Marx
Ateneo Popular Valeriano Orobón Fernández [2006-04-07 12:22:06]

MATERIALISMO HISTÓRICO DE MARX


De Marx tenemos que comprender, por una parte, su Materialismo Histórico, que es una forma de entender la historia y, por otra, su Materialismo Dialéctico; el primero corresponde al Marx científico y el segundo al Marx más filósofo. Este segundo no se refiere exclusivamente al pensamiento de Marx, sino que incluye las interpretaciones y aportaciones que hace al mismo Engels.

El marxismo, como otros movimientos de la época, parte también de Hegel, más exactamente de la izquierda hegeliana. Hay que hacer notar que la derecha hegeliana se caracterizaba por adoptar de Hegel su sistema y la izquierda hegeliana por tomar de este su método. Por tanto Marx aceptará de Hegel su método dialéctico (tesis, antítesis y síntesis) en el que verterá un contenido inverso al de Hegel.

Mientras Hegel puso por punto de partida a la Idea, de la que dialécticamente fue brotando toda la realidad; y la materia, lo que llamamos real, era un momento, según Hegel, del despliegue de la Idea. Marx en cambio prefiere colocar como punto de partida a la materia (principio originario de todo lo que existe, al igual que hizo Feuerbach) y de ella se derivan el pensamiento, la conciencia, la cultura, siguiendo el mismo proceso dialéctico de Hegel.

Este proceso generador tiene lugar debido a dos fuerzas: la materia y la energía que contiene la materia y que son las que provocan los estados sucesivos de equilibrio, desequilibrio y el retorno a un nuevo equilibrio. Pero Marx no se contenta con el punto de vista de Feuerbach e intenta explicar la vida del hombre concreto a través de su historia.

Al aplicarse esta concepción histórica al materialismo se produce el llamado materialismo histórico que constituye la verdadera sociología y filosofía marxista de la historia. Para el materialismo histórico, según Marx, los diversos momentos, tanto culturales como sociales, por los que ha pasado la vida del ser humano están determinados por factores productivos, económicos, pues, el desarrollo de las fuerzas productivas dicta, impone, el modelo de relaciones sociales y de producción (superestructura) que le son más favorables, en cada momento histórico determinado, para su desarrollo.

Mirando la sociedad desde este prisma, su evolución y desarrollo aparecen expresados dialécticamente en el capitalismo como primera afirmación o tesis, el proletariado o antítesis surgida en la lucha contra el primero y, finalmente, el socialismo o síntesis, último período en el que culminará la perfección de la sociedad.

Por tanto, el futuro será predecible si, analizando el proceso, se logra descubrir las leyes que lo rigen. Descubrir esta evolución de la sociedad será el objetivo de la filosofía marxista, en este sentido Marx comienza dando su teoría económica: El valor de los productos viene determinado por las horas de trabajo en su elaboración y el precio está en función de ellas, lo que sucede es que el empresario paga lo necesario al trabajador para restablecer sus energías gastadas, nunca el precio que el producto ha adquirido, quedándose con la diferencia de valor (plusvalía), con esta fórmula se ha ido consolidando la burguesía o estamento capitalista; pues en un principio existía el capital en la sociedad, pero no en este sentido, no en el sentido de factor que enriquece al propietario mediante el trabajo de un tercero. Anteriormente a esta época burguesa cada trabajador poseía sus instrumentos de trabajo y disponía él mismo de sus productos. A esta expropiación capitalista del trabajo han contribuido circunstancias históricas como la apertura de vías de comunicación, bancos, nuevos mercados, etc... Y sobre todo el interés del capitalista por ver incrementados sus beneficios.

Pero hay que tener en cuenta que al mismo tiempo que el capitalista asegura su producción mediante el aumento de la masa obrera o estamento proletario, surge la contradicción en el mismo sistema porque el proletariado aparece como negación y como lucha que hace que la marcha de la historia no quede interrumpida.

Marx se esfuerza en hacer comprender que el capitalismo no es fruto de ninguna injusticia humana, ni de un azar histórico, sino que es una fase impuesta como ineludible necesidad por el proceso histórico de la sociedad que transcurre impuesto por las exigencias del incesante e imparable desarrollo de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas.

Marx entiende que no es el capitalismo producto de los capitalistas, sino al revés. Los capitalistas son un producto de una fase del desarrollo histórico de las fuerzas productivas de la sociedad que llamamos capitalismo; por eso la revolución del proletariado está justificada en orden de acelerar la síntesis final para implantar el socialismo. Pero sin ella esta fase capitalista también llegará por fuerza interna del mismo capitalismo a su fin, ya que a medida que este crece va labrando su propia destrucción.

La formación de las grandes mega-empresas, exigidas cada vez más por el progresivo desarrollo de las fuerzas productivas, va haciendo que muchos capitalistas cedan su propiedad en manos de alguna sociedad o ente multimillonario internacional. Estos capitalistas expropiados pasan a engrosar el estamento asalariado, mientras las riquezas siguen su ritmo de concentración, cuando esta despersonalización ya, por irse convirtiendo en sociedad por acciones, llegue a su término, entonces surgirá, automáticamente, la expropiación socialista; la nación se incauta de estas mega-empresas y de sus propiedades y sin sufrir ningún menoscabo el mecanismo de producción, la propiedad revierte de una forma colectiva e igualitaria sobre los trabajadores expropiados anteriormente.

Por tanto, puede concluir Marx, de acuerdo con la base materialista de su interpretación, que “el modo de producción de la vida material determina en general el proceso social, político e intelectual de la vida. No es la conciencia del hombre la que condiciona su manera de ser, sino que es su manera de ser social la que determina su conciencia”. Es decir, las ideas, creencias, etc... son una superestructura edificada sobre la base real de la sociedad que es el trabajo, o sea, el modo de producción de la vida material, o lo que es lo mismo, el desarrollo incesante de las fuerzas productivas; y cuya evolución sigue rigurosamente su curso.

Para acelerar el advenimiento de esta socialización en la que el marxismo cifra la felicidad terrena, urge la cooperación de todos mediante el partido, la lucha de clases y la revolución.





Marx no era ni idealista, ni obrerista, sino un verdadero científico.
Javier Caso Iglesias [2006-04-07 12:14:11]

Marx no era ni idealista, ni obrerista, sino un verdadero científico.

Se hacen unas aportaciones muy interesantes, al debate teórico/práctico por el que pasa la izquierda transformadora, desde el Kolectivo Sin Tapujos y desde el Ateneo Valeriano Orobón Fernández sobre la interpretación del que fue realmente el mensaje de Marx y Engels, o sea, sobre cual es el verdadero conocimiento que nos traslada el materialismo histórico y dialéctico. En no entender bien este mensaje, radica, según mi punto de vista, incluso la explicación del fracaso, en un momento determinado, de los intentos prácticos de revolución llevados a cabo; así como el que la izquierda transformadora no levante cabeza en Europa.

Allí donde la izquierda transformadora intuye esta interpretación (que no es otra que la relativa a comprender que la realidad es un producto de una fase del desarrollo histórico de las fuerzas productivas de la sociedad) acierta en sus planteamientos, cuando abandona este criterio fracasa estrepitosamente. Ejemplos: En un momento histórico determinado, la Rusia del 1917, ¿quien abanderaba un proyecto político que suponía un mayor desarrollo de las fuerzas productivas? Lenin o el Zar. Cuando la URSS desaparece ¿Qué lo motivo? ¿No fue el estancamiento del desarrollo de sus fuerzas productivas?

Parafraseando el texto adjunto también podemos decir que el socialismo no va a ser fruto de ninguna justicia humana, ni de un azar histórico, sino tiene que ser una fase impuesta como ineludible necesidad por las exigencias del incesante e imparable desarrollo de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas.

Por tanto, si un determinado modelo de sistema, se llame como se llame, no cumple su función histórica, esto es, el desarrollo de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas (o como dice el texto que sigue la “base real de la sociedad que es el trabajo, o sea, el modo de producción de la vida material, o lo que es lo mismo, el desarrollo incesante de las fuerzas productivas; y cuya evolución sigue rigurosamente su curso”), terminará cavando su propia tumba.

Entonces, ante cualquier realidad histórica nos tenemos que preguntar cual de las dos fuerzas contendientes representa un mayor impulso, un mayor desarrollo (su proyecto político) de las fuerzas productivas; será este proyecto quien termine guiando, orientando a la sociedad.

Tras esta explicación preguntas cómo ¿por qué gobierna quien gobierna, allí donde el que sea gobierne?, tienen fácil respuesta aunque esta nos resulte dura y difícil.

Lo que queda claro es que Marx no era ni lo que se entiende por un idealista, ni un obrerista; sino un verdadero científico.


TRES MAGNÍFICOS PÁRRAFOS DEL ARTÍCULO DEL ATENEO VALERIANO OROBÓN FERNANDEZ. EN ELLOS ESTÁ LA CLAVE DE LO NO ENTENDIDO DE MARX.

http://kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=17108

http://kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=17112

Marx se esfuerza en hacer comprender que el capitalismo no es fruto de ninguna injusticia humana, ni de un azar histórico, sino que es una fase impuesta como ineludible necesidad por el proceso histórico de la sociedad que transcurre impuesto por las exigencias del incesante e imparable desarrollo de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas.


Marx entiende que no es el capitalismo producto de los capitalistas, sino al revés. Los capitalistas son un producto de una fase del desarrollo histórico de las fuerzas productivas de la sociedad que llamamos capitalismo; por eso la revolución del proletariado está justificada en orden de acelerar la síntesis final para implantar el socialismo. Pero sin ella esta fase capitalista también llegará por fuerza interna del mismo capitalismo a su fin, ya que a medida que este crece va labrando su propia destrucción.


Por tanto, puede concluir Marx, de acuerdo con la base materialista de su interpretación, que “el modo de producción de la vida material determina en general el proceso social, político e intelectual de la vida. No es la conciencia del hombre la que condiciona su manera de ser, sino que es su manera de ser social la que determina su conciencia”. Es decir, las ideas, creencias, etc... son una superestructura edificada sobre la base real de la sociedad que es el trabajo, o sea, el modo de producción de la vida material, o lo que es lo mismo, el desarrollo incesante de las fuerzas productivas; y cuya evolución sigue rigurosamente su curso.





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Javier Caso Iglesias [2006-04-07 12:15:29]

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